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Controversias alrededor del sonido de la bordonĂča

Notas concernientes al supuesto gemido y zumbido de la bordonĂșa

El ZUMBIDO DE LA BORDONÚA
La vihuela-bordonĂșa puertorriqueña se encuentra actualmente en estado de rescate. CĂłmo rescatarlo es controversial. Algunos estudiosos de los instrumentos nativos puertorriqueños postulan que junto a cada nota pulsada, la bordonĂșa producĂ­a a la vez un peculiar sonido zumbante (la palabra bordoneo viene al caso), y que Ă©ste es el sonido autĂ©ntico de la bordonĂșa. Sugieren que el mismo nombre de la bordonĂșa viene de la palabra bordonear que se puede definir como zumbar. Otros sugieren que proviene de la palabra bordĂłn, que se define como una cuerda gruesa con sonido grave; o la campana mĂĄs grande del campanario). Otro uso de la palabra bordonear aplica, tal como lo describiĂł el consagrado mĂșsico/folclorista Francisco LĂłpez Cruz:

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La bordonĂșa es el primer instrumento de cuerdas creado por el criollo puertorriqueño... El nombre de bordonĂșa se deriva de la palabra bordĂłn que significa cuerda gruesa o del verbo bordonear de la misma raĂ­z que significa pulsar las cuerdas gruesas o bajas de un instrumento...

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Pero realmente, no hay forma de verificar cuĂĄl era el sonido original y verdadero de la bordonĂșa. En los discos mĂĄs antiguos en que se oye la bordonĂșa, no se oye nada que se pueda describir como "chirreo" o "fueteo" (otras palabras descriptivas usadas para describir el mismo fenĂłmeno). Indudablemente, existieron bordonĂșas que fueteaban o chirreaban, pero hay aquellos que opinan que esto era un sonido anĂłmalo, distorsionado, probablemente el resultado de la construcciĂłn rĂșstica del instrumento.

Artesanos que se involucraron en el rescate de la bordonĂșa, como Vicente ValentĂ­n (1933-2015), evidenciaron que eran los trastes chatos y planos aparente en las reliquias en los museos los que producĂ­an en las cuerdas este insĂłlito matiz sonoro al instrumento.             Foto por J. Sotomayor

AsĂ­ que el supuesto chirreo o fueteo de las cuerdas de la bordonĂșa es un misterio por resolverse, un misterio producto del gran vacĂ­o y descuido general que ha sufrido nuestra propia cultura. Pero es difĂ­cil concebir que los artesanos o mĂșsicos del pasado deliberadamente trataron de provocar que un instrumento de cuerda sonara de forma distorsionada o percusiva, porque la meta universal de la mĂșsica es crear sonidos bellos y melifluos.

 

Objetivamente es una controversia digna de argumentaciĂłn. Por un lado, se encuentran en la literatura y la poesĂ­a puertorriqueña de tiempos pasados la descripciĂłn de un sonido distintivo que ocurrĂ­a al tocar la bordonĂșa. En varias obras literarias se describe el "zumbido" de la bordonĂșa. Por otro lado, entre mĂșsicos hispanoamericanos, cuando las cuerdas tropiezan con los trastes (al pulsar con demasiada fuerza las cuerdas, o cuando los trastes estĂĄn malgastados) dicen que estĂĄn "bordoneando" las cuerdas. Curioso, Âżno?

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Los descendientes de los bordonuistas Candelario VĂĄzquez y Yuyo VelĂĄsquez, los cuales hemos entrevistados, no recuerdan algĂșn zumbido o sonido percusivo, sino uno bello y primoroso. Pero el reconocido artesano Vicente ValentĂ­n propulsĂł por años la idea que las bordonĂșas habĂ­an que construirlas de manera que las cuerdas zumbaran al ser tocadas. DesarrollĂł un proceso exhaustivo de limar los trastes para facilitar y controlar ese ruido, pero los resultados sonoros desilusionantes y el esfuerzo por lograrlo tan laborioso. eventualmente lo convenciĂł a abandonar la tĂ©cnica. Las bordonĂșas de los varios artesanos modernos de calidad que conozco hoy en dĂ­a no hacen bordonĂșas que chirrean o fuetean.

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Las vihuela-bordonĂșas de VĂĄzquez, VelĂĄzquez y Font se distinguen por sus trastes grandes y cuadrados de bronce los cuales, nos contaron sus familiares, fueron cortadas en franjas de los brazos de bronce descartados de las balanzas romanas que se usaban para pesar la caña en los centrales azucareros. Los trastes de los instrumentos modernos de cuerdas son mucho mĂĄs delgados y bajitos y con la copa curva, lo que contribuye a la producciĂłn de un sonido claro y persistente al pulsar la cuerda. Por cierto, luego de mucho uso, las cuerdas eventualmente desgastan la copa del traste, dejando mellas planas sobre ellas, lo que puede causar un zumbido y usualmente el deterioro de la afinaciĂłn de la nota.

 

.De mismo modo, los topes planos de los trastes de la bordonĂșa pueden impartir un zumbido al sonido de la nota. En cuanto al mencionado sonido “rastrilloso” (como de un rastrillo sobre una superficie lisa), este sonido puede originar en instrumentos de cuerda cuando las cuerdas se ajustan muy cerca de los trastes y por resultado, Ă©stas fuetean sobre los trastes. Es difĂ­cil pensar que fuera la intenciĂłn de los originales constructores de la bordonĂșa producir este sonido estridente. Antes bien, creemos que Ă©ste resulta de la mudanza de cuerdas gruesas a cuerdas mĂĄs finas que no corresponden a una caja armĂłnica grande, de la falta de un hueso en el puente que eleve las cuerdas y, posiblemente, de otras deficiencias del diseño. Hemos visto bordonĂșas contemporĂĄneas encordadadas con mĂĄs cuerdas finas que las que tiene el cuatro: tres o cuatro primas, dos segundas, dos terceras y una cuarta, encordadura que es mĂĄs afĂ­n con el tiple. Ello puede explicar en parte el problema de la estridencia sobre el cual nada encontramos en los documentos del siglo diecinueve y principios del siglo veinte.

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En la actualidad, las bordonĂșas que se oyen en orquestas tĂ­picas como los que estableciĂł el Dr. Francisco LĂłpez Cruz en el Instituto de Cultura Puertorriqueña, o los que se fabrican por artesanos de la actualidad, exclusivamente incluyen los trastes modernos redondos. 

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El GEMIDO O LLORIQUEO DE LA BORDONÚA

Encontramos en la literatura de los comienzos del siglo 20 referencias al "gemido" de la bordonĂșa y del "lloriqueo" de la bordonĂșa. A la vez, los descendientes modernos de los fallecidos bordonuĂ­stas VĂĄzquez y VelĂĄzquez nos describieron una tĂ©cnica de ejecuciĂłn que vieron sus parientes usar, el de apretar repetida y rĂĄpidamente una cuerda sobre el traste, lo que permitĂ­a el instrumento emanar un sonido ondulante, asĂ­ prestando un aullido lamentoso o "lloriqueo" a la nota. El investigador principal del Proyecto del Cuatro Juan Sotomayor, ya un experto guitarrista, aprendiĂł tocar la vihuela-bordonĂșa, encordĂĄndola y afinĂĄndola de la misma forma como lo hacĂ­a el bordonuĂ­sta Candelario Vazquez. La afinaciĂłn re-entrante (colocar las cuerdas en orden no-correlativa con su altura) que acostumbraba VĂĄzquez resultaba en que la cuerda mĂĄs fina era la de la segunda orden, compuesta de una cuerda sencilla. Los hijos de don CandĂł y de JosĂ© VelĂĄzquez nos comentaron que su padre movĂ­a la mano de una forma particular para hacer la cuerda "llorar". Pasaron algunos años antes de que pudiĂ©ramos entender que esta cuerda sencilla era la que los padres hacĂ­an “llorar” y que no cualquier cuerda se podĂ­a hacer “llorar” porque los demĂĄs Ăłrdenes de cuerda quedaban muy tensos para lograr el efecto.  Por lo tanto era la mĂĄs fĂĄcil para ejecutar el gemido expresivo caracterĂ­stico. El gemido se oye en la grabaciĂłn restaurada de Candelario Vazquez, y usando la tĂ©cnica de pulsar la segunda cuerda repetidamente, pudo duplicar el efecto tal y como se oye en la grabaciĂłn.

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