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La vihuela puertorriqueña:  llamada hoy "bordonúa"

ENLACES A OTROS

INSTRUMENTOS NATIVOS

Oigan una auténtica grabación de una vihuela-bordonúa, tocada por el ejecutante mayor Candelario Vázquez, cortesía familia de Candelario Vázquez

Tu y yo - Angel Milan - Candelario Vázquez
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La vihuela-bordonúa, taza y sombrero de Candelario Vázquez de Juncos. Aprenda más sobre este instrumento y su dueño aquí.       Foto de Juan Sotomayor

Nuestro Proyecto postula que el instrumento que hoy día se llama bordonúa es en realidad descendiente de la vihuela jíbara del siglo 19 y no de la desaparecida bordonúa del mismo siglo. Como resultado de un estudio llevado a cabo durante veinte años, concluimos que la guitarra grande folklórica de Puerto Rico, la que se le acostumbra hoy llamar bordonúa, es en realidad la vihuela jíbara descrita por los escritores costumbristas del siglo 19, escondida a plena vista por casi un siglo.

        Esperamos que nuestra tesis sea aceptada por los puertorriqueños y lleguen a llamar al instrumento que llaman bordonúa por su nombre original, vihuela. Por ahora, para evitar confusión con la verdadera y desaparecida bordonúa del siglo 19, la llamaremos aquí vihuela-bordonúa.

ENLACES PERTINENTES

Entrevista con el bordonuísta Candelario Vázquez

¿Qué le pasó a la vihuela jíbara?

Afinaciones y encordaduras de la vihuela jíbara

¿Porqué la llamamos vihuela?

Notas de Juan Sotomayor y Myriam Fuentes

Sabemos de las Memorias del ensayista y dramaturgo Alejandro Tapia y Rivera (1826-1882) que, ya para sus años de infancia, los criollos de la isla llamaban bordonúa a una guitarra nativa de seis cuerdas sencillas y de voz "grave" que tocaba los bajos acompañando en conjunto con instrumentos de melodía como el cuatro. A la vez menciona también otro instrumento nombrado vihuela. Pero hoy los peritos de la cultura puertorriqueña llaman bordonúa a otro distinto instrumento encordado con ocho, nueve o diez cuerdas de metal, arregladas en cinco órdenes. A diferencia de la bordonúa descrita durante el siglo 19, ésta tocaba la melodía en los conjuntos, no los bajos. 

 

La nueva, llamada bordonúa--ahora con propósito melódico--coincide con la desaparición de la escena musical, y del vocabulario popular, aquella otra guitarra nativa que escritores del siglo diecinueve nombraban vihuela o vigüela. De acuerdo con su afinación y uso musical, la aparentemente desaparecida vihuela era más afín con ese instrumento melódico del siglo 20 y no con su tocayo bordonúa del siglo 19.  El encuentro con dos instrumentos tan diversos con el mismo nombre y el descubrimiento de los rastro de otro que, al parecer, pervivía en otra identidad, despertó nuestra curiosidad por el pasado y la verdadera identidad de las bordonúas.   

 

Las similaridades de las vihuelas jíbaras descritas en el siglo diecinueva y las llamadas bordonúas del siglo veinte son tan impresionantes que el Proyecto del Cuatro Puertorriqueño recientemente propuso que estas últimas no son descendientes de las bordonúas del siglo xix, sino de las vihuelas jíbaras. El Proyecto del Cuatro postula que cuando a finales del siglo diecinuevo cayó en desuso la bordonúa—siendo reemplazada en conjuntos por la guitarra—las vihuelas pasan a ser conocidas como bordonúas y dejan de ser mencionadas por su nombre original. El hecho que ambos instrumentos, bordonúa y vihuela compartían la forma aguitarrada y que ambos eran “guitarras de grandes dimensiones” facilitó esta equivocación.

 

El fenómeno no es único. En la historia de los instrumentos musicales de Puerto Rico, como también en la de los instrumentos europeos, hay precedentes de este fenómeno: lo mismo un instrumento adopta el nombre de otro parecido, que el nombre de uno más antiguo o caído de moda cae sobre su sucesor. Esto ocurre no solo debido a las semejanzas físicas entre ellos, sino también a la similitud de su participación musical. También hay explicaciones culturales para dichos cambios: se puede conjeturar que el nombre vihuela traia a ala memoria el resentido y depuesto régimen español y el vocablo bordonúa, con su significado más criollo, quedó disponible, luego de caer en desuso el viejo instrumento nativo de seis cuerdas. Cabe notar que, de forma similar, en Puerto Rico el nombre cuatro fue dado originalmente a un antiguo instrumento de cuatro cuerdas de tripa, y que dicho apelativo eventualmente se utilizó para designar a un novedoso instrumento de diez cuerdas de metal que surgió en épocas más recientes. Históricamente, estos cambios en los nombres de los instrumentos han provocado mucha confusión.

La Vihuela en España

Notas de Juan Sotomayor y Myriam Fuentes

Vihuela de mano, Siglo 15 (1400-1500)

La vihuela de mano era un instrumento grande de cuerdas pulsadas, con brazo largo cruzado de trastes, con caja de fondo plano y dos lóbulos y cintura que aparece en el reino de Aragón a mediados del Siglo 15. Tenía cuerdas dobles o una combinación de órdenes dobles y sencillos. Se afinaban en forma similar a la guitarra moderna con la excepción del orden tercero que se afinaba un semitono más bajo. 

A inicios del Siglo 16 aparece en Valencia una variación de la vihuela de mano que portaba once cuerdas arregladas en seis órdenes y que se desarrolla como instrumento de alto rango. En esta configuración se torna en el preferido de la aristocracia gobernante de España y en sus dominios en Nápoles, en Portugal y en Roma durante el papado de los Borgia, quienes eran oriundos de Valencia. De ahí su apelativo vihuela cortesana. Pero El instrumento favorito de la aristocracia de Inglaterra, Francia, Alemania y otros centros culturales del renacimiento europeo fue el laúd de cuerpo abovedado, forma generalmente rechazada por la España reconquistada, posiblemente por su asociación morisca. En ese siglo aparece también otro instrumento con caja de cintura suave y fondo plano y solamente cuatro órdenes: la vihuela del pueblo, también llamada la guitarra renacentista.

Vihuela cortesana, Siglo 16

Vihuela poblana/ guitarra renacentista,
Siglo 16 

La vihuela del pueblo
En 1555 Juan Bermudo, en su Declaración de Instrumentos, dejó constancia de la estrecha relación entre la vihuela y la guitarra. La afinación en intervalos de cuartas con una tercera mayor que describe Bermudo coloca a la guitarra renacentista de cuatro órdenes en el linaje de la vihuela.

 

En esta trayectoria se encontrarán también, siglos después, las guitarras jíbaras puertorriqueñas grandes y pequeñas: bordonúa, tiple y vihuela.

La guitarra española
La guitarra de cinco órdenes que aparece en España alrededor de 1550 vino a conocerse como guitarra española como también guitarra barroca. Los estudios de organología la han designado como guitarra barroca para distinguirla de la guitarra renacentista o guitarra de cuatro órdenes que le precedió. En algunos ambientes fuera de los círculos de investigadores, perdura el término vihuela para las guitarras de cinco órdenes. Las iglesias de América adquirían guitarras de cinco órdenes que llamaban “vihuelas” y empleaban a “vihuelistas” que las tocaban durante los actos litúrgicos.

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El instrumento típico tenía cinco órdenes, cuatro o cinco de cuerdas dobles. Esto es: el número total de cuerdas podía ser nueve y “hasta diez.” Enfatizamos “hasta diez” porque este sería la misma descripción usada en el siglo 19 para describir la encordadura de la vihuela puertorriqueña. 

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Guitarra española/ guitarra barroca de cinco órdenes

Al principio, se tocaba de común por rasgueo en vez de punteado como con la vihuela o el laúd. Esta guitarra ofrecía a la gente común un instrumento de gran sencillez en la ejecución que se prestaba con facilidad para amenizar las fiestas y eventos populares.  Un escritor de la época se lamentaba de que el instrumento fuera poco más que un cencerro, tan fácil para tocar que “cualquier mozo de caballos podía rasguear una guitarra”.[ii]  La guitarra acompañaba las baladas y los bailes, particularmente las canarias y las chaconas[iii] primitivas de fines del siglo 16. A éstos se le asociaba frecuentemente con el mundo bandolero y tabernario y con los apetitos sensuales, de tal suerte,  que la guitarra llegó a ser señalada por las autoridades eclesiásticas como camino seguro al infierno. Pero no cuando se llamaba vihuela.

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En el siglo 18, se produce el ocaso de la guitarra de cinco órdenes. En contraste con el siglo anterior, se publica poca música para el instrumento y en la segunda mitad los tratados versan sobre las guitarras de seis órdenes dobles. En la década de 1770 aparece en el resto de Europa la configuración moderna de seis órdenes sencillas que co-existe con la de órdenes dobles.  La guitarra moderna se establece como la norma  después del 1790, aunque la de órdenes dobles sobrevive hasta 1830.

Las Vihuelas españolas en Puerto Rico

Durante la temprana colonización española de América se identifican tres instrumentos de cuerda: la vihuela española de seis órdenes y las guitarras de cuatro y cinco órdenes a las que se les llamaba también vihuelas y sin el calificativo que en la península les diferenció como vihuela del pueblo.  La confusión entre si se trataba de vihuelas o guitarras se aclara al tomar en cuenta la perspectiva social de quien las registre en los documentos que han llegado a nuestros días.  De tal suerte, un cronista escribe que en el 1615 en el Virreinato del Perú, la “vihuela” se oía en la iglesia mientras que la “guitarra” tocaba al acompañamiento de tambores durante “salvajes” diversiones seculares. Desde el punto de vista del plebeyo los términos serían intercambiables, aunque se tratara de la versión plebeya de menos cuerdas.

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Existe evidencia de la entrada desde España a Puerto Rico y el Caribe de vihuelas y guitarras, durante el Siglo 16.  Por fortuna, el comercio mercantil de la época, dominado por el monopolio de la Casa de Contratación del régimen español, quedó registrado en la meticulosa documentación de abastos y mercancías que hacían la travesía entre España y el Caribe y que tenía el propósito de asegurar los impuestos de la Corona.  Encontramos documentos de aduana que muestran que veinte años después del Descubrimiento de la isla en 1493 y ya iniciada la empresa colonizadora de Juan Ponce de León entraban a Puerto Rico vihuelas de seis órdenes y guitarras de cuatro órdenes. Fueron éstos los primeros instrumentos en llegar al Nuevo Mundo de que tengamos noticia. Desde el 1550, llegarán, también, guitarras españolas de cinco órdenes.

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Las Vihuelas en Puerto Rico

Notas de Juan Sotomayor y Myriam Fuentes

Luego del Siglo 16, el primer rastro de un instrumento llamado vihuela en Puerto Rico es el registro en una memoria de infancia cerca de 1835 que nos llega de la pluma de Alejandro Tapia.  Al describir la costumbre de las trullas que observó en el San Juan de su niñez, Tapia, identifica los instrumentos asociados a las clases populares. Vale notar que Tapia distingue entre vihuela y guitarra:

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En la ciudad formábanse trullas, de las diferentes clases sociales que iban durante las primeras horas de la noche de casa en casa, cantando al son de orquesta o de instrumentos rústicos o campesinos del país, tiples, vihuelas, bordonúas, cuatros, guitarras, güiros y maraca, coplas llamadas de aguinaldos.

 

Además de dar cuenta de vihuelas en el ambiente de San Juan de inicios de Siglo 19, la cita revela que ésta vihuela era tenida como instrumento “rústico o campesino del país”.  No cabe duda que la vihuela que Tapia registra en su ciudad natal no había sido importada ni era de talla sofisticada.  Se trataba de un instrumento tallado y tocado, presumiblemente por músicos campesinos de paso por la ciudad o por elementos de las clases artesanales asentados en los vecindarios pobres.  Es de pensar que a la fecha existía un instrumento propio de la isla llamado vihuela,  una versión criolla de las antiguas vihuelas españolas.

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Catorce años más tarde, esta vez en ambiente campesino, encontramos otra mención de la vihuela o vigüela, en el antiguo vulgo de España y como el campesino puertorriqueño la llamaba. Se trata de un poema jíbaro de Manuel Alonso de 1849 que  describe un bullicioso baile de garabato:

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Requintaba la bigüela,

Ey guiro daba a jalay,

Y los tiples y maracas

No les daban muy atrás.

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Manuel Alonso  (1822-1889)

Alejandro Tapia y Rivera (1829-1882

Vihuela-bordonúas del siglo veinte

Candelario

La vihuela-bordonúa 
de Candelario Vázquez

La vihuela-bordonúa del difunto Candelario Vázquez sostenido por su hijo Candelario Vázquez, Jr.       Foto Juan Sotomayor

Fuimos a Juncos en busca del instrumento de Candelario Vázquez, y allí lo encontramos, una querida joya de familia. En la casa de su viuda e hijo nos ofrecieron varias grabaciones en malas condiciones del fenecido artista, las cuales restauramos y ofrecemos en esta página, y la foto de Candelario Vázquez, ya mayor de edad, tocando junto a su esposa, que sigue:

El instrumento de don Candó es similar en tamaño, forma, como también su diapasón elevado de la tapa y trastes grandes de bronce, a los otros que sobreviven, pero a la vez se distingue por su tapa armónica en forma cóncava, con las cuerdas alzadas sobre su puente por una plataforma semicircular tallada. 
 

Encuentre aquí una entrevista con Candelario Vázquez 

Candelario (don Cando) Vázquez (Juncos, 1899-1984) toca su vihuela-bordonúa,  c. 1950. 

La vihuela-bordonúa 
de josé velázquez

La vihuela-bordonúa del difunto José Velázquez sostenido por su hijo Luis Velázquez.         Foto Juan Sotomayor

La vihuela-bordonúa de José Velázquez aparece compartir precisamente la misma silueta y dimensiones de los instrumentos de Vázquez and Font (descrito abajo), lo que implica un artesano en común. Por otro lado difieren en pequeños, pero numerosos detalles, lo que sugiere por otro lado que varios artesanos compartían el mismo templete de silueta pero cada cual hizo su instrumento de acuerdo con sus propios recursos, habilidades y gusto. 

 

Todos comparten los mismos trastes masivos de bronce, aunque la forma en que quedan fijos en cada instrumento es único e individual. Todos comparten un diapasón flotante, parecido un poco al diapasón flotante de los instrumentos de arco como el violín y el celo. El extremo del diapasón queda apoyado sobre dos tarugos, llamados "almas" extendido a través de la caja armónica en forma vertical hasta quedar apoyado sobre el fondo.

 

Este ejemplar es distintivo también porque incluye una multiplicidad de rayos de bicicleta atravesando su caja en varias direcciones, aparentemente usados como refuerzos. Estas diferencias imaginativas de cada instrumento, aún quedando dentro de un patrón rígido de su forma, de sus bocas múltiples, y de sus trastes masivos--todos señalan hacía una antigua tradición común seguida por distintos artesanos contemporáneos, cada uno ejerciendo su discreción y originalidad.

La vihuela-bordonúa del bordonuísta José Velázquez      Foto Juan Sotomayor

Candelario (don Cando) Vázquez (Juncos, 1899-1984) toca su vihuela-bordonúa,  c. 1960 (?). 

La vihuela-bordonúa 

de ANDRéS FONT

La vihuela-bordonúa de Andrés Font (1855-?) es una reliquia atesorada que se encuentra en el Museo de la Cultura de la histórica Casa Roig de Humacao. El Proyecto del Cuatro visitó el museo in 1996 y los directores le permitieron examinar y medir el instrumento. El instrumento no estaba en condiciones que permitía su ejecución. Notamos que porta diez clavijas de madera pero la cejilla tiene ocho muescas y el puente está preparado para ocho cuerdas. La vihuela/bordonúa de Font tuvo tres diferentes encordaduras y, posiblemente, transitó de diez cuerdas a nueve y finalmente a ocho. Recordemos que delValle Atiles dijo que la vihuela jíbara podía tener “hasta diez cuerdas”. 

Bordonúa de Andrés Font en el Museo Casa de Cultura de Humacao. Nótese dentro de la boca las dos almas. Éstas mantenían el diapasón libre de la tapa, apoyándolo directamente a través de agujeros en la misma, sobre el fondo del instrumento 

Los hijos de Candelario Vázquez y José Velázquez relatan que sus padres les habían contado que los trastes para sus bordonúas provenían de tiras serruchadas de los brazos de bronce de las balanzas romanas descartadas, balanzas usadas para el pesaje de productos en las fincas. Como las barras tenían el grueso y ancho deseado, sólo había que cortarlas al ancho del diapasón. 

La vihuela-bordonúa 
de Aniceto Lozada Rodríguez

Recibimos y luego subimos a esta página la foto de un bordonuísta no-identificado quien asumimos era Candelario Vázquez debido a la asombrosa semejanza. Su instrumento parecía mostrar el mismo templete y perfil que el instrumento de Candelario Vázquez, como también el de José Velázquez. Sin embargo notamos también un diseño distinto del puente y un clavijero ranurado como el de la guitarra española, lo que nos indicó que éste era un tercer instrumento, uno que nunca habíamos visto en alguna colección previamente. Así que asumimos que la foto era de Vázquez mostrando un segundo instrumento de su posesión ya que la semejanza era tan chocante.
     Sin embargo, luego recibimos una correción de su nieto, quien afirmo que el conocía esa foto y que seguramente no era Candelario Vázquez de Juncos, sino la muy familiar fotografía era del ilustre ciudadano de San Lorenzo, Aniceto Lozada Rodriguez. Este hecho lo confirmó una segunda fuente, el san lorenzino Jorge A. Torres Bauzá. La fotografía muestra don Aniceto a la avanzada edad de 90 años, pero el conocido músico muere 11 años después a la edad de 101 en abril del 2007. 

La vihuela-bordonúa EN EL

MUSEO DE MÚSICA DE PONCE

El Museo de la Música Puertorriqueña en Ponce, Puerto Rico exhibe una del manojo de vihuela-bordonúas con más de 75 años de edad que sobreviven en la Isla. Lamentablemente no disponen de ninguna información acerca de su procedencia, sea del artesano o dueño original. El instrumento luce evidencia de mucho uso y multiples reparaciones, como también de un diapasón añadido posteriormente a su construcción original. Este diapasón es tan rústico e impreciso que parece que el instrumento nunca pudo sonar notas claras y precisas. En su profundidad, entrastaje y tamaño demuestra similitud con las vihuela-bordonúas de Vázquez y Velázquez.

Las vihuela-bordonúas 

de secundino ("CUNDí") merced

El artesano Secundino Merced  (1906-1972) de Aguas Buenas, "don Cundín", toca una vihuela-bordonúa de su fabricación. No sabemos si la forma distintiva de su instrumento ese suya propia, o si era la expresión de una tradición regional. Candelario Vazquez menciona en su entrevista que Cundí afinaba su instrumento como el chelo: La, Re, Sol, Do. Seguimos en busca de más datos sobre la vida y obra del fenecido maestro.

Otra vihuela-bordonúa al estilo de don Cundín de Aguas Buenas

Vihuela-bordonúas
del Proyecto del Cuatro

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